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Memoria histórica, por Nel Diago para Cartelera Turia

Nel Diago ha tenido la generosidad de publicar una reseña de nuestra obra «La carta (1931 – 1941)» en la «Cartelera Turia», cosa que valoramos enormemente. Agradecemos sus comentarios porque nos ayudan a seguir mejorando y avanzando hacia nuestro objetivo, que no es más que el de hacer un teatro comprometido donde seguir avanzando en la senda de la interpretación, al mismo tiempo que le recordamos a la sociedad la importancia de mantener viva la memoria histórica y llevar nuestro recuerdo a cuántos más lugares mejor. Con nuestra obra buscamos emocionar, más que sorprender; compartir, más que epatar y hacerlo desde la dignidad del trabajo bien hecho, por eso hemos cuidado tanto la escenografía (un apartado donde han colaborado personalidades tan destacadas como Gerard Mínguez, Fet d’encàrrec, Pascual Peris), la iluminación (con un diseño de Víctor Antón), el ambiente sonoro (con un trabajo de Amparo Pedregal) y donde Ramón Moreno nos ha asesorado en la dramaturgía, la concepción escénica y la dirección de la obra, en una pieza que nació para ser representada en un formato corto (Russafa Escènica) y que tras la repercusión obtenida hemos considerado que valía la pena ahondar un poco más en los personajes y en sus modestas biografías.

Gracias, de nuevo, a todos los que han colaborado con nosotros.

«Parece ser que esta obra, exhibida en su momento en Russafa Escènica, tenía inicialmente menor extensión, o quizá no, y se acortó para presentarla en aquel festival. El caso es que, tal y como se nos ha ofrecido ahora en el escenario del Micalet, pareciera que a la obra le faltara algo de concisión y anclaje. No sé hasta qué punto habrá colaborado Ramón Moreno en la puesta en escena (su nombre aparece como colaborador en el programa), pero imagino que si la responsabilidad fuera enteramente suya la cosa tendría otro aire, más firme, menos mortecino y endeble. Sea como sea, el texto de Emili Chaqués, que también actúa, acompañado de Paula Úbeda, Claudi Ferrer y Jose Sebastiá, nos sumerge en unos años muy precisos y potentes de nuestro pasado, los que van desde la proclamación de la Segunda República, con toda su carga de anhelos y esperanzas, hasta la inmediata posguerra, con su tristeza, su dolor y su desconsuelo. El relato, más allá de estar situado en un ambiente valenciano, no esconde sorpresas, todo es ajustado y previsible. Y más que una obra cerrada y conclusa, uno se imagina esta narración como el germen de una posible serie televisiva. Si alguna vez el audiovisual valenciano recupera el pulso, aquí hay un buen material de partida, que quizá podría sumarse a otras experiencias similares también practicadas por jóvenes de nuestra tierra. Han pasado ochenta años desde el inicio de la Guerra Civil. Nada está olvidado. Hay quien se burla del recuerdo; «ya están estos otra vez con la guerra del abuelo», dicen: son los hijos y nietos de los vencedores, claro. No, desde luego, los descendientes del infeliz labrador que escribe, poco antes de ser fusilado, la carta que da pie a este cuento.»

Nel Diago, Cartelera Turia nº 2.728, 13 – 19 Mayo 2016

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La magia del Teatre Micalet

Después de una semana actuando en el Micalet, se puede decir que tu perspectiva como actor, cambia. Un magnífico teatro, magnífica gente, y lo más importante de todo, un magnífico público.

Es una experiencia de obligado cumplimiento, pasar una semana seguida en el Micalet. Gracias, gracias por tanto, por tanto público que ha venido a vernos, por tanto apoyo, por tantos aplausos, y por tantas experiencias que no serán olvidadas.

Como tampoco serán olvidados aquellos que como nosotros, lloraron. Carlos, esta mención va concretamente para tí, ese espectador que consiguió emocionarnos más que nosotros a él, por haber vivido en primera persona historias como la que contamos.

Y como en el Teatre Micalet hay magia, sólo puedo decir … » el que la sigue la consigue, Isabel no pudo resistirse »

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Maldita guerra ( J. V. Peiró, Las provincias)

VALENCIA. El festival de Russafa Escènica, además de cantera teatral, es germen de obras que evolucionan. Una de las revelaciones de la pasada edición fue ‘La Carta’ de Emili Chaquès, una historia inspirada en un suceso real de la guerra civil española. Merecía ampliar al doble su duración original de treinta y cinco minutos para profundizar en su problemática.

Es un drama humano que reivindica la memoria histórica y la dignificación de los vencidos, enterrados en fosas comunes, emparentando pasado y presente con los discursos radiofónicos. Las realidades social, famliar e individual se cruzan con la política, cuyos conflictos afectan a cualquier familia.

Los personajes representan tipos concretos. El padre de Isabel (magnífico Claudi Ferrer) es un oportunista al servicio del caciquismo representado por Arturo (José Sebastià), convertido en el falangista que antepone su carrera a la acción humanitaria. Toni es un labrador idealista que se incorpora al frente republicano (Emili Chaqués). E Isabel (muy convincente Paula Úbeda ayudada por su voz ronca) es una víctima indirecta del conflicto desde su intimidad y ha de luchar por evitar la muerte de su marido condenado. Todo ello en un escenario único donde la iluminación y el sonido crean los espacios del drama causado por la turbulenta situación de la época.

Rafel-IsabelUna obra comprometida en el recuerdo del pasado para evitar su repetición, bien planteada, a veces lírica, y con una dramática escena final coral preciosa, la lectura de la carta de Toni escrita en prisión.

 

(J. V. Perió, Las provincias, 30/04/16)

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El Micalet sube al escenario «la oscuridad del franquismo»…

El Teatro Micalet de Valencia rendirá un homenaje a la Memoria Histórica con el espectáculo ‘La Carta (1931-1941), un relato «sobrecogedor» basado en hechos reales y que llevará a los escenarios «la oscuridad del franquismo».

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La función, que se estrenará este miércoles y hasta el domingo, es una idea original de la compañía valenciana L’últim Toc i Malatesta Teatre con los intérpretes Paula Úbeda, Emili Chaqués, Claudi Ferrer y José Sebastià.

El montaje empieza a raíz de una carta manuscrita auténtica escrita por un condenado pocas horas antes de morir fusilado para ir reflexionando sobre un tema que, 80 años después, «todavía no ha sido superado socialmente» como es la memoria histórica.

De este modo, la obra habla de la vida de una familia valenciana desde la proclamación de la Segunda República hasta el año 1941 con los primeros años de la dictadura del general Franco. Con muchas referencias a la actualidad, el espectador podrá comprobar y recordar como se vivieron aquellos años que empezaron con luz pero que acabarían dentro de la oscuridad del franquismo.